Del video-juego al ajedrez

Eugenio Martínez

N.ed: Hace unos días un compañero ajedrecista, Sergio Gómez Ligero, me informaba sobre el artículo que acontinuación expondré, apareció publicado en 2005 en este blog (aquí), en él, se hace una extraña crítica del juego rey, por un jugador de video-juegos, una descripción meticulosa de este juego, que jamás pensé leer y que jamás pude llegar a pensar, ¿qué os parece?
Lo que diría un jugador de video-juegos del ajedrez

El último producto aparecido dentro del sobrecargado grupo de los juegos de estrategia es la prueba fehaciente de que el género necesita tomar un nuevo rumbo, y rápido. "Ajedrez", un juego de estrategia por turnos basado en enfrentamientos tácticos de pequeña escala, intenta adaptar el viejo dicho "fácil de aprender, difícil de dominar" que ya popularizó en su día Tetris. Pero la engorrosa mecánica del juego y un nivel de detalle demasiado superficial contribuyen a hacer de él un juego que no te mantendrá entretenido por mucho tiempo.

Ajedrez te sitúa en la piel del rey de un pequeño país en guerra con un adversario de un nivel militar equivalente. Hay poco más que contar en materia de guión, y las unidades de que dispones durante el juego carecen completamente de cualquier atisbo de personalidad. Son anónimas, sin cara, y están catalogadas con etiquetas tan arbitrarias como "Reina" o "Peón" sin que su apariencia sugiera en absoluto ninguno de estos roles. Para empeorar las cosas, las unidades de cada bando son completamente idénticas, aparte de un cambio bastante simple en la paleta de colores.

El escenario del conflicto adolece de la misma falta de inspiración y meramente consiste en una rejilla de dos colores que parece representar a las dos facciones en guerra. Para añadir sal a la herida, sólo hay un mapa de juego disponible... y es patéticamente pequeño, una ridícula matriz de 8x8 casillas (Red Alert tenía mapas que alcanzaban 128x12 . La falta de campos de batalla de mayor tamaño hace que Ajedrez parezca poco más que un sobrecargado Buscaminas.
En un claro guiño a Tetris, Ajedrez carece de cualquier tipo de personalidad y estilo estético para enfatizar su supuestamente adictivo sistema de juego. Desgraciadamente, su jugabilidad es bastante deficiente. Para empezar, sólo hay seis tipos de unidades en el juego. Entre ellas, dos son prácticamente inútiles mientras que una, la Reina, es demasiado poderosa. La Reina no es más que la típica imitadora de Lara Croft, un triste reclamo para atraer a la audiencia femenina, intentando ampliar artificialmente la base de jugadores de un juego incapaz de venderse simplemente por méritos propios. La Reina puede atacar en cualquier dirección y lo único que evita que desequilibre la partida es que ambos bandos cuentan con una en sus filas. Aparte de eso, las funciones de las seis unidades en Ajedrez parecen totalmente arbitrarias. Por ejemplo, dispones de Torres capaces de deslizarse horizontalmente por el terreno (!!!) pero incapaces de atacar enemigos en direcciones diagonales, mientras que los Álfiles pueden moverse diagonalmente, pero no en horizontal. El resultado es un esfuerzo frustrante y poco realista en crear equilibrio y estrategia donde no los hay.

Ajedrez también está plagado de problemas cuando las unidades intentan encontrar un camino en el mapa. Los irritantes Peones sólo pueden desplazarse en línea recta hacia delante, pero por alguna razón sólo pueden atacar diagonalmente. Y lo peor de todo, tus unidades se sitúan inicialmente sobre el terreno siempre con la misma disposición. Hubiera podido incluirse un interesante elemento estratégico si el jugador pudiese disponer sus unidades de manera inteligente para aprovechar al máximo el estúpidamente limitado campo de batalla, pero los programadores prefirieron crear unas absurdas reglas acerca de cómo preparar el inicio de la partida. Como resultado, los enfrentamientos en Ajedrez se alargan innecesariamente porque tus Peones siempre comienzan en frente de tus unidades más potentes, bloqueándolas e impidiendo su correcto uso.

Sólo dos jugadores pueden competir de manera simultánea, limitando severamente la vida de Ajedrez. Y sólo hay un modo de juego, la Escaramuza (nada de modo Cooperativo, nada de Capturar la Bandera, nada de nada), en el que los dos jugadores se turnan moviendo sus piezas una por una. En el momento en que el Rey de un jugador se ve amenazado, ese jugador se encuentra en estado de "jaque". En ese punto, el Rey debe ser defendido por cualquier método disponible. Si no puede defenderlo, el jugador pierde. *Bostezo* Todas las unidades mueren al primer golpe, de modo que incluso un miserable Peón puede ser definitivo en la derrota de un oponente si así lo planeas en consecuencia. Aunque el equilibrio logrado artificialmente al forzar a los jugadores a disponer fuerzas equivalentes de la misma manera convierte a Ajedrez en algo así como una batalla de ingenio, el sistema de turnos tiene un ritmo bastante pobre y no comienza a acelerar hasta llegar a la mitad de una partida, como poco. Y a menudo, y debido a la escasez de unidades disponibles y a la falta de un sistema de recursos con el que construir reemplazos, las partidas terminan en un decepcionante empate.

Ajedrez intenta hacer gala de una interesante mecánica de juego para enfrentamientos tácticos. Pero esa mecánica es tediosa y difícil de dominar, y acentúa sus numerosos fallos. De hecho, si intentaras memorizar todas y cada una de las pequeñas y fastidiosas reglas que gobiernan una partida, acabarías abandonándolo en poco tiempo. Simplemente, no hay ninguna satisfacción después de una partida bien resuelta, ya que las restricciones que gobiernan el movimiento de las unidades hacen que sólo haya una manera correcta de jugar. No puede existir ningún tipo de variedad entre jugadores competentes. La lentísima naturaleza de los turnos de Ajedrez aumenta el peso de la losa sobre el conjunto, convirtiendo a este juego de estrategia en un ejercicio sobre cómo perder el tiempo para cualquier tipo de jugador, excepto los más aguerridos entusiastas de los juegos tácticos por turnos.

Es bastante probable que Ajedrez, debido a su intencionada pero poco elegante simplicidad, reúna a una pequeña comunidad de seguidores. Pero a la luz de las inacabables superficialidades y limitaciones del juego, no hay ninguna posibilidad de que pueda alcanzar los niveles de éxito que convirtieron a la saga Command & Conquer de Westwood, o Warcraft de Blizzard, en clásicos de nuestros tiempos.
Share on Google Plus

About Miguel Álvarez

    Blogger Comment
    Facebook Comment

6 comentarios :

  1. Largo pero he de reconocer que de los mejores post que he leído.

    ResponderEliminar
  2. Este tipo tiene mucha imaginacion,seria un gran jugador combinativo xD

    ResponderEliminar
  3. He tardado unos días en ponerlo porque primero quería tener el permiso total del autor y saber un poco más sobre el por qué de estas palabras y quiero dejar claro, que el autor me ha confesado que aún sin ser él un amante del ajedrez esta artículo está escrito desde un tono jocoso, no es su opinión sino la descripción "ficticia" que un jugador de video-juegos acostumbrado a los detalles podría hacer de un juego, en apariencia tan simple como el nuestro.

    ResponderEliminar
  4. No soy un gran amante del ajedrez (aunque no lo rechazo... pero a lo mejor juego una vez cada dos años). Siempre pienso que es absurdamente complicado. Que no me parece mal, pero no es lo mío.

    Uno de los argumentos que más oigo a favor del ajedrez es que hay más movimientos posibles que átomos en el universo. Pero eso pasa con cualquier cosa un poco compleja. (Vgr: Hay muchísimas más partidas de Civilization posibles que partidas de ajedrez)

    Sin embargo, me inclino a pensar que, si el ajedrez saliera ahora, no tendría más éxito que otros juegos de mesa muy divertidos que van saliendo.

    Esto no es malo: Probablemente si El Quijote o Star Wars salieran ahora tampoco serían un éxito de críticas ni de ventas. Pero si no hubieran salido cuando salieron (y si no hubiera salido el ajedrez cuando salió), las cosas ahora en la literatura y el cine (y los juegos de mesa) serían muy distintas.

    ResponderEliminar
  5. Eugenio Martinez es para mi un privilegio saludarte,gracias a ti me plantee un punto de vista diferente,un punto de vista k como dijo mi compañero miguel no crei llegar a leer ni pensar...GRACIAS

    ResponderEliminar