Ajedrez infantil: ¿Juego de pillos o transmisor de valores?

Roberto Morales González.
Padre, profesor de secundaria y ajedrecista aficionado.

Otoño del 2015. Cuarta ronda de las seis de que consta un torneo de ajedrez local de rápidas. En una de las mesas, un atento anciano del pueblo juega contra una prometedora niña de 9 años de edad. La partida se va decantando poco a poco hacia el lado del anciano, hasta que de repente la niña levanta la mano reclamando al árbitro, ante la asombrada mirada de su veterano oponente…

-“¡Ilegal! ¡El señor mayor ha coronado un peón y ha pulsado el reloj antes de haber puesto la dama en el punto de coronación…! - Dice la niña…

El árbitro hace acto de aparición y confirma la versión con los dos jugadores. Aplicando el reglamento, da ganadora de la partida a la niña, por jugada ilegal. El sorprendido anciano, no entiende lo que ha pasado, le da la mano a su joven oponente, y acepta resignado su suerte en la partida… En el resto de las partidas que juega, su cara ya no es la misma…


Verano del 2014. Campeonato autonómico sub8. Dos jóvenes ajedrecistas disputan la partida de la última ronda, con el aliciente de ganar para quedar entre los 20 primeros del torneo. El jugador que va ganando la partida roza con la manga el rey, cuando va a hacer su movimiento. Su contrincante levanta la mano inmediatamente…

-“¡Arbitro! ¡Ilegal, ha movido el rey y después ha querido mover otra pieza! ¡Debe mover el rey! – Dice vehementemente el jugador que iba perdiendo…
- ¡Qué dices! ¡He movido el alfil, y al mover he rozado el rey con la manga sin darme cuenta, pero ya había movido! – Se defiende su oponente… Poco a poco la voz de ambos jugadores se va elevando, y los demás jugadores fijan su mirada en la mesa objeto de la polémica. El árbitro decide que se siga jugando sin sanción para nadie. Dos jugadas más tarde, vuelve a producirse una queja del mismo jugador…
- ¡Arbitro! ¡Otra vez lo ha vuelto a hacer! ¡Ha movido la dama y después ha movido otra pieza...! – Se queja de nuevo el jugador que va perdiendo. La voz de ambos jugadores vuelve a elevarse…
Nuevamente el árbitro interviene y vuelve a decidir que sigan jugando, sin sanción para nadie.
Tres veces más se sucede la queja del mismo jugador, y el jugador acusado ya no aguanta más… Sus 7 años no le permiten aguantar más. Empieza a subir la voz y a llamar tramposo a su contrincante. Pierde los nervios, no le quiere dejar la planilla a su marrullero oponente, y empieza a sollozar… Finalmente sucumbe ante la presión y pierde la partida. Entre sollozos da la mano a su contrincante y se va corriendo a buscar a sus padres. El jugador ganador, con una indisimulable sonrisa de satisfacción en su rostro, va corriendo a buscar a los suyos y a contarles la increíble remontada que acaba de realizar...



Campeonato de España sub10, segunda ronda. Dos pequeños jugadores se sientan uno frente al otro justo antes de empezar la partida. El jugador de blancas ofrece su mejor sonrisa a su oponente y le tiene la mano, a la vez que le dice de forma espontánea y sincera: “¡Suerte!”.

Su oponente le aprieta la mano con la mayor fuerza que puede y se acerca a su lado, susurrándole al oído: “¡Te voy a machacar, nene…!”
El asustado jugador de blancas pierde. No ha sido capaz de mirar a la cara a su contrincante durante toda la partida…


Invierno del 2010. Campeonato municipal sub8. En la cuarta ronda de un total de seis juegan en el primer tablero dos chicos. La partida avanza hasta el juego medio. La partida se alarga y deciden poner un reloj con 5 minutos de tiempo. Uno de los jugadores se bloquea porque nunca ha jugado con límite de tiempo. A su lado el árbitro le explica que tiene que mover y que si no lo hace, perderá por tiempo. Ante la negativa del jugador a mover, el árbitro le impone una cuenta atrás…

- “¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno! ¡Mueve!” – Dice el árbitro. El niño se echa a llorar y se derrumba sobre sus brazos encima de la mesa.
- “¡Tienes que mover o perderás la partida! ¡Se te agota el tiempo! ¡Cinco, cuatro, tres, dos, uno! ¡Mueve!” – Vuelve a decir el árbitro, esta vez elevando la voz…

El niño no es capaz de mover. Ni tan siquiera es capaz de dejar de llorar y de levantar la cabeza de la mesa. No estaba preparado para jugar con reloj, no esperaba que nadie le obligara a mover. Ni el abrazo de sus padres, ni sus dulces palabras consolándolo pueden evitar que el niño deje de jugar el campeonato y se vaya a su casa cabizbajo. Durante una semana no puede dormir recordando lo que pasó. Ese año deja las clases de ajedrez y no vuelve a jugar hasta dos años después…


¿Qué está pasando con el “Noble Juego”? ¿Cómo tienen que actuar los padres o los entrenadores de un menor de corta edad al que le sucede algo así? ¿Qué pensará el anciano, que disfrutaba jugando al ajedrez con sus amigos en el salón social de su pueblo? ¿Cómo recordará ahora ese mismo salón, donde una niña le acaba de humillar ganándole por un resquicio legal del reglamento?



¿Qué valores le está transmitiendo el ajedrez a la sociedad con ejemplos como estos?

Dice Garry Kasparov en la web de su Fundación de Ajedrez para Hispanoamérica, que “El ajedrez es conocido como el noble juego. Y es por eso que el alumno que está dando sus primeros pasos empieza y termina su batalla intelectual ofreciéndole la mano a su rival, respetando al “contrario” y reconociendo, de este modo, la validez de unas reglas que son incuestionables”.
¿Qué ha pasado con los valores cívicos en el Ajedrez? ¿Sigue siendo el Ajedrez ese juego que todos respetábamos porque era el único en el que nuestro contrincante tenía la cortesía de avisarnos de su ataque?
Mi curiosidad como modesto jugador aficionado y padre de niños jugadores de ajedrez me ha hecho investigar en las Leyes del Ajedrez (2015) actualmente vigentes, para encontrar sorprendentes resultados:
  •  Las palabras “caballerosidad” y “respeto” no aparece en ningún caso.
  •  Tampoco hay ni rastro de la expresión “buenos modales” o “educación”.
  •  ¡Sin embargo, las palabras “reclamar” y “reclamación” aparecen hasta en 37 ocasiones!
  • Además, buceando en la historia del ajedrez desde que se creó la FIDE en 1929, para buscar razones a esta pérdida de valores, mi sorpresa ha sido todavía más grande, después de 1929 nunca ha sido obligatorio saludar al contrincante antes y después de las partidas.
  • Nunca ha sido obligatorio avisar del jaque.
  • En el siglo XX lo más parecido al código de respeto que los jugadores de mi generación hemos asociado al ajedrez es una cita de H. J. R. Murray, en su libro “A History of Chess”, escrito en 1913, en la que dice textualmente: “En partidas informales, es costumbre anunciar \"jaque\" al hacer un movimiento que pone al rey del oponente en peligro. Sin embargo, en las competiciones oficiales, el jaque se anuncia raramente”. Ni rastro de la obligatoriedad de avisar el jaque en las distintas Leyes del Ajedrez de la época.
  • Para encontrar testimonios escritos de la obligatoriedad de avisar del jaque al rey, debemos remontarnos al 1749, cuando el gran François Phillidor, en su obra “Análisis del Ajedrez” propugna oficialmente la obligatoriedad de avisar del jaque, y por primera vez se traduce su obra a varios idiomas, “regularizando” oficialmente las normas del ajedrez. 
¿Qué pasó después? ¿Por qué poco a poco se ha perdido esta noble regla que hacía diferente a este juego? Tal vez los nuevos tiempos y la puesta en valor de la competición han acabado con esta distinción que sólo tenía el Noble Juego.

Dice Juan Carlos Chacón, psicólogo y técnico deportivo de ajedrez que “se debe tener en cuenta en la enseñanza del juego de ajedrez que es una herramienta educativa muy poderosa. Transmite técnicas de trabajo y valores, conceptos para aprender, actitudes de compañerismo e incide en el aprendizaje para la elaboración de estrategias, entre otros beneficios”. Desde mi humilde punto de vista, no podría estar más de acuerdo con sus palabras. Por eso, basándome en mi experiencia como ajedrecista, jugador aficionado y padre de jugadores infantiles asiduos a torneos, les propongo reflexionar sobre posibles soluciones morales que vuelvan a separar al “Noble Juego” de otros juegos de estrategia en los que las malas artes y la pillería son característicos. A ver que les parecen:

  1. Avisar el jaque al rey debe volver a ser obligatorio: Debemos acostumbrar a nuestros hijos a ser honrados y afrontar sus retos de frente, sin engaños. Si el ajedrez pretende prepararlos para la vida, no hay mejor ejemplo que este para transmitirles los valores que se necesitan.
  2. En competiciones con los más pequeños no se usará reloj salvo que ambos jugadores quieran: La presión y la responsabilidad ante el paso del tiempo no puede imponerse de forma tan estricta a niños de corta edad. En el ajedrez a estas edades debe de prevalecer su lado lúdico, y cuando haya que decidir una partida, en ningún caso se utilizará la limitación de tiempo de un reloj, salvo que ambos jugadores así lo quieran. Una solución perfectamente válida para niños que se bloqueen o que se nieguen a jugar podría ser dar por finalizada la partida y dar como ganador al jugador con ventaja material o posición ganadora. Otra posibilidad sería dar perdedor al jugador que se niega a mover. Ya ocurre en otros deportes como el Balonmano (pasividad) o el Baloncesto.
  3. A cortas edades el premio debe ser solidario: Es razonable que todos los menores quieran ganar sus partidas, pero la ambición del ganador por una copa o por un regalo no debe producirle desánimo al resto. Es razonable que se destaquen los méritos de cada uno en la clasificación final de la competición, pero el premio debería ser el mismo para todos.
  4. Demasiadas normas para reclamar y muy pocas para ayudar: Las jugadas ilegales en el ajedrez no pueden ser en ningún caso signo de buena educación. Sin embargo los descuidos normativos existen y no pueden suponer la pérdida de una brillante y peleada estrategia para ganar. Al menos en competiciones para menores no deberían existir ilegales. Toda decisión que se tome por los jueces debe anteponer la educación en valores y el sentido común, a la rigidez de la norma.
  5. El respeto al ajedrez y al rival, tan importante como la victoria: El sentido común, la generosidad, el respeto y la buena educación deben volver a ser el eje del juego. Un jugador de la tercera edad tiene un mérito enorme cuando se sienta frente a un tablero a competir contra otros. Existen muchos paralelismos entre la práctica del ajedrez en las personas mayores y la práctica en los niños, ya que ambos colectivos se enfrentan por primera vez a un reto: el del niño es entrenar y desarrollar sus capacidades en inicio; el del anciano es luchar por primera vez por que esas capacidades no empiecen a desaparecer.
  6. En el ajedrez, como en la vida, el fin no debe justificar los medios: Si existe una carencia en valores, en respeto, en educación al contrario, probablemente no merezca la pena sentar a dos jugadores para compartir una partida. Eso, en todo caso, debe decidirlo el sentido común del árbitro. 
  7. ¿Suerte, jaque, gracias, enhorabuena, de nada, perdón? Cualquiera de estas palabras es cada vez más difícil de escuchar. Ya casi nadie da las gracias por las cosas, ya nadie pide perdón por causar alguna molestia a otro. El ajedrez no debe caer en la misma ausencia de valores en la que nuestra sociedad lleva inmersa demasiado tiempo. Bueno sería que los educadores y los monitores de ajedrez dieran el mismo valor a estas palabras que a una brillante combinación que conduzca al mate.
Si queremos ver crecer a nuestros hijos hasta hacerse ciudadanos felices, sanos, capaces, responsables, con valores, debemos dar ejemplo en todos los ámbitos de nuestra sociedad. Nuestro deporte no debe descuidar los principios que lo hacían diferente, y mucho menos si esos principios además pueden hacer de nuestros hijos mejores estudiantes, mejores ciudadanos y sobre todo, mejores personas…

Roberto Morales González.
Padre, profesor de secundaria y ajedrecista aficionado.
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19 comentarios :

  1. Felicidades por tu trabajo bien hecho. Estoy plenamente de acuerdo y te animo a seguir escribiendo. Nos vemos.

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    1. Gracias Salva. Yo también he estado siempre completamente de acuerdo con tu opinion en los artículos que has publicado. Un abrazo.

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  2. Francisco Javier Navarro Guirado07 diciembre, 2015

    De los mejores artículos que ha tenido esta web y de los que no se deberían pasar jamas por alto. Enhorabuena al señor del artículo.

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    1. Gracias Javi. Me consta que esa es la linea que defendeis la mayoría de los monitores de Almería. Además, en muchos casos incluso recuperando el espíritu del Noble Juego y los valores que nuestra generación ha conocido. Un abrazo.

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  3. Pero absolutamente veridico. Todas esas situaciones sucedieron en mi presencia.

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  4. Gracias, yo soy monitor de un club en Valencia. Y esas normas no escritas van siempre de la mano en mis clases, mi frase típica es que jugamos un deporte de caballeros y debemos respetarnos unos a otros. Por lo que estoy 100% de acuerdo con tu reflexión. Además soy de esos raros casos que sigue diciendo jaque, entre otras muchas cosas.
    Un saludo.

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  5. Buenos dias. Gracias por tu comentario. Ne alegro mucho que la mayorìa de los comentarios que van apareciendo estén de acuerdo con mi reflexión. Coincido contigo en la gran labor que venís haciendo los monitores de ajedrez en las escuelas y clubs, y me consta que sin duda es el factor humano y no la normativa el que lucha por mantener los valores del ajedrez. Enhorabuena...

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  6. Enhorabuena por el artículo. ¿Quién no está de acuerdo con casi todo...? Me gustaría sólo comentar algunos detalles.

    Antes de nada, cierto es que el conjunto de las reglas del ajedrez no está a la altura pese a la fuerte atención recibida en los últimos años. Permite, Roberto, que apostille algunas afirmaciones de tu artículo. (Antes de proseguir: las palabras de Kasparov son estupendas aunque me viene a la cabeza inevitablemente algún suceso del pasado. Por ejemplo, aquel de la partida entre Polgar y Kasparov en Linares...):

    (a) No figura la palabra "caballerosidad" en las Leyes del Ajedrez pero no es cierto que la palabra "reclamación" no tenga contrapesos (abunda mucho la palabra "reclamación" y, más aún, abunda la palabra "árbitro", y eso me fastidia y tiene un origen anómalo). Hay contrapesos y no son invitaciones a la mera cortesía. Así, se incorporó el importante concepto del "juego limpio" (Art. 12.2.a). Quizá el arbitraje no lo tiene suficientemente asumido y desarrollado... El árbitro también debe tener en cuenta el principio de equidad (Prólogo); debe evitar las molestias indebidas (Art. 12.2.d); y, en especial, debe evitar las molestias o distracciones indebidas procedentes del oponente.

    ¿Falta detallar eso? Con seguridad. Pero, ¡cuidado!, tenemos la mala e ilegal experiencia de los registros personales autorizados por las nuevas Leyes del Ajedrez.

    Las actuaciones ilegítimas en torneo, al margen de una partida concreta, son muy dañiñas con frecuencia. Es verdad que muchos árbitros no saben enfocar bien la "responsabilidad extrapartida".

    (b)No es cierto que no haya sido nunca obligatorio avisar el jaque en toda la historia del ajedrez. Incluso hubo un tiempo en que, si no se anunciaba, el oponente podía seguir jugando sin consecuencias, con su rey en jaque... Luego se consideró una costumbre (la costumbre es fuente de reglas). Y más tarde terminó siendo excluido el anuncio. Incluso puede considerarse una molestia al oponente y, en tal sentido, no debe hacerse.

    No comparto el punto de vista del autor del artículo. Claro que el jaque al rey es una amenaza sensible. ¿Entonces debería anunciarse cualquier otra amenaza sensible? Hubo un tiempo en que existió la costumbre de anunciarse la amenaza a la dama...

    (Uf. ¡Qué espantoso el cambio de la regla tradicional sobre la pérdida por jugadas ilegales...! Está propiciando una actitud escasamente deportiva cuando uno de los jugadores tiene totalmente perdida la partida pero no abandona, confiando, y a veces propiciando, la comisión de una ilegal por su oponente.

    (c) Creo que muchas situaciones, salvo casos especiales, no merecen un tratamiento reglamentario y deben dejarse a la cortesía. Una de ellas es la obligatoriedad o no del saludo con la mano. En las sociedades totalitarias hay una propensión enorme a regular con detalle las relaciones humanas y a limitar la libertad y la autonomía personal.
    Me parece mejor enseñar a los niños desde esta última perspectiva; mostrándoles la variabilidad de las situaciones y haciéndoles fuertes frente a la descortesía...

    Casi nunca habrá problemas con lo del saludo. Pero una regla que obligue me parece una fuente mayor de inconvenientes.

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    1. Caben añadir más cosas. Por ejemplo, sobre las jugadas ilegales. Ya he dicho arriba que me disgusta el último cambio de la FIDE sobre esta cuestión pero tampoco estoy de acuerdo con el autor del artículo, que propone la exclusión de las ilegales en las partidas de niños. Supongo que se refiere a que no debería sancionarse la comisión de ilegales.

      Creo, sinceramente, que eso no sería ni deportiva ni pedagógicamente bueno. El deporte es una actividad reglada. Poder hacer lo que se quiera sin consecuencias no creo que sirva.

      Si las ilegales no tuvieron consecuencias, los niños menos deportivos obtendrían una nueva arma para el juego sucio.

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    2. En cuanto a mi comentario sobre las Leyes del Ajedrez, debo pediros perdón. Olvidé nombrar el Código de Ética de la Fide, que también recoge aportaciones al juego limpio. Pero sobre todo me gustaría destacar que el mismo Código reconoce que “es imposible definir exactamente todas las circunstancias y las normas de conducta…” y que por tanto “el sentido común dirá a los participantes las normas de comportamiento que se requieren”. Sentido común unido a norma, una vez más…

      ¿Pero qué pasa en una sociedad mediterránea como la nuestra? Los medios de comunicación y el entorno que nos rodea nos muestran una y otra vez ejemplos de personas que buscan la trampa en las leyes antes siquiera de plantearse el cumplirlas. Y para muchos esos son los triunfadores, el ejemplo a seguir.
      En el Noble Juego al menos, esto se solucionaría aplicando el sentido común de los jugadores y jueces, pero en una sociedad como la nuestra, no me cabe duda de que estos resquicios de la normativa deberían estar mas detallados en la legislación, para evitar cargar con más responsabilidad si cabe a los jueces.

      Guillermo, realmente he intentado buscar con ahínco en tratados y normas de ajedrez de todas las épocas, para conocer con el máximo detalle la trayectoria histórica del jaque al rey. Créeme que me han sorprendido tus palabras sobre ese tema, pero te garantizo que no he sido capaz de encontrar testimonio alguno de que se avisase el ataque a la dama o de que el rey pudiese estar en jaque y se pudiese seguir jugando. Si tú conoces la fecha o la norma en la que se justificaban estas acciónes, sería muy interesante para mí conocerlas.

      En cuanto al anuncio del jaque al rey, no olvidemos que mi reflexión en el artículo se refiere al ajedrez con niños. A mí no me parece una amenaza sensible comparable a la amenaza con alguna otra pieza importante, sino algo mucho más importante. El aviso del ataque al rey es lo que hace diferente a este juego de todos los demás. No es un cambio material cualquiera, es la justificación de que un jugador sacrifique todas sus piezas y sin embargo consiga la victoria. Creo que el valor pedagógico de este hecho es innegable. Ensayamos situaciones con las que el menor se va a encontrar en la vida y favorecemos que el menor afronte de frente sus retos, sin engaños, con total sinceridad. Probablemente en torneos con jugadores avanzados pueda llegar a ser más un estorbo que una ayuda, pero para mí, es la seña de identidad de nuestro deporte-ciencia y su valor moral y pedagógico para los niños es innegable.

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    3. En cuanto a tu defensa de las ilegales en las partidas de niños, me vas a disculpar pero creo que siguen siendo contraproducentes para la formación infantil en valores, siempre que con la ilegal se penalice el juego y la confrontación. Si una ilegal sirve para que un jugador pierda una partida por tramposo, bienvenida sea. Estoy convencido de que el buen juicio de un árbitro haría la misma función que el hecho de pitar este tipo de ilegales, pero bienvenida sea. Sin embargo las ilegales que buscan evadir una derrota merecida por juego y por planteamiento, me parecen una aberración deportiva y pedagógica. ¿Qué daño le produce una ilegal de este tipo al jugador contrario? ¿Vale más para un niño una partida brillante con algún error o una partida burda, sin atrevimiento, sin inventiva, pero normativamente perfecta? ¿Qué estamos transmitiendo entonces? ¿Tienen los niños que cuidar más cómo hacen sus movimientos en el tablero, antes que la belleza de una combinación que le permita acercarse a la victoria? Me niego a pensar que eso es lo que queremos para nuestros futuros ajedrecistas y ciudadanos del mañana…

      Por último te hago una confesión, en los testimonios de mi artículo, a posteriori, me di cuenta que faltaba alguno que hiciese mención al comportamiento y los valores con los que educamos los padres y madres de los jugadores. Creemos en muchos casos que nuestros hijos tienen que ganar siempre y les transmitimos consciente o inconscientemente esa ansiedad por ganar. Es un gran error, porque a esas edades, sin la ayuda de todos, es muy difícil asimilar las derrotas, pero todavía mucho más difícil asimilar las victorias.

      El niño que juega al ajedrez siempre gana: se divierte, estimula su mente y desarrolla capacidades que le ayudarán a ser mejor persona el día de mañana. Este sí es el mensaje que los padres y madres deberíamos transmitir a nuestros hijos. Ganar o perder, siempre será secundario a estas edades frente a la pasión por jugar y aprender...

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  7. Apreciado Guillermo. Encantado de saludarte y muchas gracias una vez más. La última vez que te las dí fue este verano en Salobreña por ayudarnos a mi familia y a mí por un mal entendido en el hotel; seguro que te acordarás. Hoy te las doy por participar con tu experiencia y tu punto de vista en esta puesta en común de impresiones sobre el ajedrez infantil. Eso sí, permíteme la licencia de que demos todos otra vuelta a este tema...

    Garry Kasparov es para muchos el mejor ajedrecista de todos los tiempos. Tienes razón, Guillermo, su ambición y su orgullo como ajedrecista probablemente haya estado al mismo nivel que su capacidad ajedrecística. Aquel día de 1994 en el torneo de Linares, en aquella partida con Judith Polgar, el Ogro de Bakú cometió un grandísimo error. El error no fue tocar el caballo antes de mover otra pieza. El gran error que cometió Kasparov fue no reconocer que era humano, que había infringido una norma. Con esta acción hubiera demostrado al mundo que incluso los genios pueden equivocarse. Eso le hubiera hecho más grande todavía si cabe…

    http://blog.antoniogude.com/2012/06/la-mano-de-dios-judit-vs-kasparov.html
    http://elpais.com/diario/1994/03/09/deportes/763167617_850215.html
    http://www.abc.com.py/edicion-impresa/deportes/karpov-vs-topalov-linares-1994-429830.html

    Porque el que esté libre de cometer una falta en el ajedrez, es que no es humano. Yo mismo, el pasado fin de semana, cometí el error de interrumpir como público una partida de mi hijo que acababa de terminar. Os aseguro que lo hice por desconocimiento. Estaba equivocado, y los jueces y amigos del torneo, con la diligencia y también con el cariño que les caracteriza, me explicaron mi error. Rápidamente abracé al jugador contrario y le pedí disculpas a él y a los jueces. Y no paso nada.., bueno, salvo que mi mujer se enfadó conmigo para todo lo que quedaba del Puente de la Inmaculada…

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  8. De acuerdo, avancemos algo más, Roberto. Hay dos cosas distintas: una, la que planteas sobre el perdón de las jugadas ilegales, cometidas por niños; y otra, qué deba ser una jugada ilegal o cuantas ilegales se deben permitir. En esto último no entro ahora.

    Opinas que no debería existir la "jugada ilegal" en los torneos de niños. Lo que quieres decir, obviamente, es que NO debería ser penalizada la jugada ilegal y que el niño debería poder volver atrás. Dices que eso primaría la búsqueda de la belleza sobre el "cómo se hacen los movimientos". El fondo sobre la forma. La esencia sobre lo accesorio. Lo importante sobre lo secundario. ¿No es así? Pues siento no estar nada de acuerdo contigo.

    Poniéndome en tu onda, no creo que "lo distintivo" del ajedrez, como dices, su "seña de identidad", sea "el aviso del ataque al rey". El ATAQUE AL REY puede ser distintivo del ajedrez pero no el AVISO del ataque.

    Me parece quizá más distintivo de la partida de ajedrez cierta similitud con la vida: su carácter temporal, limitado, irreversible. Tenemos lo que tenemos, y nada más. Si viviéramos 400 años quizá podríamos escribir otro Quijote o construir otro Golden Gate... Recuerda la cita famosa:

    "- Brava comparación -dijo Sancho-, aunque no tan nueva, que yo no la haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura". .

    Quizá lo didáctico sea mostrar en cada partida al niño lo que hay de irreversible y de responsable en nuestras acciones. Afortunadamente, el niño tendrá otras partidas, es decir, otras oportunidades. Eso es lo distintivo de un juego: que podemos jugar otras partidas. La belleza consiste en ir aprendiendo de la experiencia e ir tallando su personalidad y su técnica.

    No hay demasiada “sincera” belleza en las jugadas rectificadas. El jugador correcto o atento juega una vez su partida; el jugador desatento o incorrecto, juega varias veces la misma partida. No hay equidad. ¿Cuántas rectificaciones se deben permitir? ¿Proponemos la irresponsabilidad a los niños como algo bueno?

    Hay diversidad de jugadas torpes. Una de esas torpezas son las jugadas ilegales. Todas las demás son torpezas legales. Lo que propones, Roberto, es que sean reversibles las ilegales, en bien de la belleza del juego. ¿No ayuda a la belleza, en parecida medida, que se pueda echar atrás esa jugada tonta pero legal que se ha ido de la mano y que costará una pieza o quizá el mate y, en todo caso, impepinablemente, costará la partida?

    Vienes a proponer la sinceridad en el juego, consistente en no prevalerse de cosas como la "jugada ilegal"... Un vehículo que se acerca a un niño que cruza la calle, se acerca "con toda sinceridad". Si atropella al niño no cabe parar el tiempo y retroceder.

    Recuerdo en el Campeonato de Andalucía Sub 10 de la temporada pasada que se enfrentaban un niño y una niña de 9 años. El niño realiza una jugada ilegal y pulsa el reloj, que comienza a restar un tiempo precioso a la jugadora. Ella reclama. Acude el árbitro principal y decide dejar sin consecuencias lo ocurrido, “teniendo en cuenta las edades de los niños”. Ni siquiera compensa a la jugadora, que protesta, llorando desconsolada. ¿Es eso justo? ¿Es justo que la acción ilegal de la parte incorrecta penalice la serenidad y el reloj de la parte correcta? Para colmo, aquella partida era decisiva. La jugadora terminó ganando y siendo campeona absoluta de Andalucía… ¿Y si hubiera perdido?

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  9. Me pides documentación. En este momento tengo tal caos que no puedo acudir a todas mis fuentes. Algo sí puedo decirte.

    Manual del Ajedrecista. Martin Ricart. Barcelona, 1897. Pág. 20: "En Francia y en España siempre se anuncia el Jaque a la Reina. En Inglaterra e Italia no hay costumbre de decir nada." Creo que en los años 70 del siglo pasado todavía existía la costumbre en el juego de club.

    Análisis del Juego del Ajedrez. A.D. Filidor. París, 1870. Traducción D.C. De Algarra. "XIII. Si el adversario sa jaque, sin advertirlo, no hay obligación de defenderse, y, por consiguiente, puede jugarse como si no existiese dicho jaque; pero si a la jugada siguiente lo advierte, entonces ambis deben deshacer las últimas jugadas como falsas, y salvar al Rey del jaque en que se halla." ("Reglas de juego adoptadas por la sociedad o club de ajedrez de Londres").

    Reglas de ajedrez de la FIDE, 1 enero 1985. "9.3 No es obligatorio anunciar el jaque."

    Reglamento Español del Juego del Ajedrez. Madrid, 1945. Federación Española de Ajedrez. "Artículo 9.2 Es costumbre anunciar el ataque al Rey enemigo pronunciando la palabra 'jaque'."

    Nuevo Tratado del Juego del Ajedrez. L.C. de la Bourdonnois. Traducción. Cádiz, 1853. "XIX. El jaque al rey debe siempre anunciarse, y si el jugador que lo recibe juega cualquiera otra cosa sin atender a defenderlo o cubrirlo por no habersele advertido, tendrá derecho a deshacer la jugada en el caso de que su contrario a la siguiente atacase o comiese una de sus piezas diciendo jaque al rey." (Reglas del juego del ajedrez). Hay otras reglas conectadas con ésta que son bastante curiosas.

    L'ABC des Echecs. Numa Preti. París, 1927. "Il faut avertir de l'échec au Roi; si celui dont le Roi est en échec, n'ayant pas étè averti, joue tou autre coup que de défendre son Roi de l'échec et que l'adversaire veuille sur le coup prendre ou attaquer une piéce, en disant: échec au Roi, alors celui dont le Roi était en échec rejouera son coup pour couvrir l'échec ou sén défendre." Hay un comentario adicional de Preti sobre el aviso de jaque a la dama: "Si importante que soit ña puissance de la Dame,c'est una pièce susceptible d'être prise, on ne doit pas plus prévenir d'un Echec à la Dame que l'on ne doit prévenir d'un échec à la Tour!".

    En otra ocasión seguiré...

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  10. He pasado por la web (y por este artículo) tres veces. Las tres he estado tentado de añadir mis opiniones al respecto. Las tres me he callado sabiendo que, ni va a gustar lo que voy a decir y que lo único que voy a conseguir son enfados y discusiones bizantinas. Quiero dejar claro antes de empezar, que soy monitor base nacional, que me parecen deleznables cada una de las situaciones mencionadas en el artículo (especialmente el "te voy a machacar nene" me ha puesto los pelos como escarpias) y que he visto, y he vivido, otras tantas situaciones similares, muy desagradables y que hubiese deseado ahorrarle a mis alumnos.
    Dicho esto, estoy totalmente en contra de dos de los conceptos que se expresan en el artículo. En primer lugar, no me parece correcto educar a los alumnos en unas reglas ajedrecísticas que desaparecerán en la edad adulta. Por un lado, se pretende explicar a los chicos una forma de jugar al ajedrez que no es la real que van a encontrar en los torneos, ni actuales ni cuando sean adultos. Eso es un doble trabajo, ya no para los monitores y entrenadores, sino para ellos mismos que deberían acostumbrarse a una normativa que cambia en un determinado momento. Esa es otra cuestión ¿Qué edad elegimos para darle el salto a esos chicos? ¿A los 18 años? ¿A los 16? En ese momento ¿Qué hacemos? ¿Les decimos que lo que aprendieron desde niños no sirve? ¿Les decimos que a partir de ahora sí pueden perder la partida por jugada ilegal o porque lo decide un reloj? Es evidente que las reglas de ajedrez son las que son y por mucho que las suavicemos en las escuelas, mientras el organismo competente no las cambien hay estarán. Hay una regla, el enroque, y hay que enseñarla, hay otra regla, la jugada ilegal, y mientras exista, hay que enseñarla.
    Promover iniciativas para el cambio de reglamentación me parece formidable. Debatir que reglas están obsoletas, o son abusivas, creo que es una obligación de formadores, jugadores y árbitros. Solicitar cambios fundamentados en la normativa no es solo justo, sino necesario para que nuestro amado juego tenga un sustento fiel, para que los árbitros tengan un recurso útil, para que los jugadores tengan claro lo que se puede y lo que no se puede hacer en el tablero. Pero, mientras la normativa sea la que es, hay que aceptarla o dedicarse a otro juego.
    El segundo concepto con el que me declaro en rebeldía es el enfoque que se pretende dar a los chicos respecto a esos jugadores “tramposos”. En la vida real hay bullying en escuelas e institutos, nuestros chicos bien que lo saben y en algunos casos sufren. En la vida real hay mala leche, envidia, celos profesionales, egoísmo y un sinfín de actuaciones indeseables que no somos capaces de cambiar.
    Yo no puedo enseñar a mis alumnos, ni a mis hijos, a ignorar la vida real. Tengo que explicarles que en las partidas encontrarán sujetos que se atenazarán a las normas para ganarles de na forma totalmente injusta. Tengo que explicarles que hay chicos sometidos a tanta presión por sus padres y o formadores que abusarán de ellos a la menor oportunidad posible. Les explicaré que en el tablero, en la calle, en el colegio, en el instituto y en definitiva en la vida, se encontrarán en situaciones desagradables, a personas repugnantes, que le harán sufrir y o intentarán aprovecharse de ellos.
    Mi vocación, enseñar ajedrez en la escuela. Mi necesitad, explicar la normativa, enseñar que tipo de trampas se pueden encontrar en el tablero. Enseñarles a eludirlas y cuando no sea posible, enseñarles a sobrellevarlas de la mejor manera posible. Con caballerosidad, cuando sea posible sí, cuando tengan que apretar los dientes, también. Nunca les diré que intenten aprovecharse de tal o cual norma. Pero si les explicaré lo que pueden encontrarse y como deben defenderse

    Un saludo y espero no haber sido demasiado agrio.

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    1. Excelente aportación, Nacho. Interesantísimo tu punto de vista, y en absoluto agrio. Está claro que podemos o no estar de acuerdo con lo que decimos, pero creo que nadie puede dudar de la utilidad y la necesidad de estas reflexiones. Gracias y enhorabuena...

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  11. Rafael Barrios04 abril, 2016

    Buenas me presento soy Rafael Barrios Muñoz delegado por Cordoba en este recien finalizado Campeonato andaluz de menores.<en primer lugar quiero decir que estoy totalmente de acuerdo con este articulo y me parece muy interesante el tema planteado. Me gustaria contar el caso de una partida de este campeonato. Uno de nuestros alumnos reclama al arbitro que su rival con lagrimas en los ojos que su rival ha tocado el rey pero al darse cuenta que pierde un peon y posiblemente la partida se arrepiente y cambia la jugada. Yo no estaba presente en el momento pero me lo contaron asi. Me consta que el arbritro principal actuo de forma totalmente correcta y dijo que continuara la partida porque no estaba presente al no poder demostrar si toco el rey o no.La partida continuo y termino en tablas. Yo estaba casi al 100% que nuestro jugador llevaba la razon pero que no se podia hacer nada. Entonces se me ocurrio hacer un seguimiento en las siguientes rondas al jugador contrario y por casualidad el la siguiente ronda el mismo jugador entro de nuevo en conflicto y en una posicion con tres peones de menos delante mia le ofrecio la mano al rival y le dijo ¿tablas? y el otro contesto no quiero tablas. Me ongo en el caso de que le hubiera dado la mano y estoy casi seguro que hubiera reclamado que al darle la mano aceptaba las tablas. Y yo me planteo una reflexion: ¿No se esta fomentando que los niños al reclamar y obtener beneficio con estas cosas continuen siempre estos comportamientos marrulleros? Yo propondria si se demuestra en rondas posteriores que cualquier niño es conflictivo se le devolvieran los puntos al niño que tenia la razon. Me gustaria saber vuestra opinion gracias.

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    1. Buenas Rafael:
      Ante todo gracias por participar en este foro y por aportar tu punto de vista. El tema de las trampas es delicado en el caso de los niños, porque hablamos de menores y siempre es muy difícil detectar quién realmente ha hecho la trampa. Es cierto que si la trayectoria del comportamiento de un jugador en un torneo está ligada a muchas reclamaciones de jugadas ilegales es más que probable que sea él mismo el que realmente las esté provocando para intentar poner nervioso al oponente. Se me ocurre una solución más sencilla: Se podría tomar nota del número de reclamaciones NO FUNDAMENTADAS que hace cada jugador en un torneo y podría haber una contabilidad de las mismas en el torneo, de manera que fuera un dato más de la actuación del jugador. Y si finalmente dicho jugador sobrepasara un número determinado de reclamaciones NO FUNDAMENTADAS, podría ser primero apercibido de sanción y después sancionado. ¿Qué sanción podría ser la más adecuada? Pues no lo tengo nada claro... ¿Devolver los puntos de las reclamaciones anteriores? Me parece tal vez una solucion un poco drástica. Quizá un toque de atención a su monitor sería lo mejor... Nadie conoce mejor a un jugador que su propio monitor o entrenador, y en la mayoría de los casos, con los excentes monitores y entrenadores de los que disponemos, creo que sería la mejor manera de concienciar al niño de su conducta erronea.

      A ver qué piensan los demás...

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