La estructura del campeonato andaluz por equipos debe mucho a la capillita y también a cierto localismo excesivo, pecado de nacimiento de la FADA, servido o respetado temerosamente y resorte dispuesto para unos pocos y no para la gente.
Además, este formato actual de competición surgió con un grave defecto de origen, endémico en la FADA: tuvo un arranque ilegítimo decidido con un puñadito de votos, siete, en una asamblea ficticia, sin quórum (junio, 2007). Osaron un cambio drástico pese a no mediar ni estudio serio ni legitimidad.
Si miramos con atención, a lo largo del tiempo, vemos que la regulación de la competición andaluza por equipos muestra en los detalles un feo repello de paletadas incansables, largadas a diestro y siniestro, como por un peón chapucero siempre descontento.
En las grandes líneas hasta cuatro cambios se apilan en pocos años. Uno de ellos es abortado, el de “ocho grupos de seis” (mayo 2011), tras recoger velas en la Comisión Delegada (enero 2012) y concluir con una nueva modificación del plan acordado sólo un año antes. Habría sido estupendo conocer las razones de la rectificación. No se dan; sólo una referencia a que han existido críticas o diferencias de opinión. Siempre hay críticas y diferencias.
Entrar a fondo en las razones habría mostrado que el plan inicial era una ocurrencia, nuevamente, y no un estudio serio, y habría mostrado sus fundamentos superficiales. Y dejo para mejor ocasión lo que se me ocurre sobre el funcionamiento de la Asamblea...
El resultado de todo este largo e indeciso proceso es una competición desequilibrada; poco adaptada a la realidad del ajedrez andaluz; corta de pasión deportiva; larga de obsesivas y graneadas fases y promociones de todo tipo: de título, de ascenso, de descenso y hasta de promoción "interna". Aparenta una batalla ruidosa, llena de humo.
La Fase Final de la División de Honor Andaluza, auténtica División de Honor, resulta ser una breve traca de tres eliminatorias para seis equipos, tres por cada liga zonal previa. Dejando ahora comentarios sobre tan parco final, ¿no reparan en que cuatro equipos permitirían, al menos, una traca más justa? ¿Por qué tantos como seis, sobre un total de dieciseis? ¿No confían bastante en su Fase Previa? Vea el siguiente diagrama:
Yo mismo fuí árbitro principal (ver torneo en chess-results) en esa Final en la que ganó el granadino C.A. Motril, netamente superior a sus rivales. No puedo imaginar una victoria más clara y más justa. Y lo mismo cabe decir del subcampeón, Peña Oromana, en su puesto.
Digo esto del C.A. Motril y de la Peña Oromana porque me quedó en la memoria una escena llamativa, cuando yo deambulaba por la sala de juego: allí estaban tres directivos máximos de la FADA, jugadores activos de equipos en la División de Honor (ninguno entre los tres primeros), planeando introducir un cambio inmediato que terminase con el modo de jugar la Final.
Ese modo lo habían implementado sólo tres años antes. ¿Por qué les parecía ahora intolerable? ¿Por qué tanta inconsistencia y mudanza? ¿Acaso los resultados no eran obviamente justos? Les adelanto que he intentado desentrañarlo con el acta de la reunión. No aclara nada el acta: en breve tiempo la reunión ventiló una larguísima serie de asuntos que "tras análisis y debate" (¿de veras?), fueron aprobados "por asentimiento" (¡mucho debate...!). La comida y las partidas apremiaban.
Como un detalle del nuevo modo, aprobado en 2010, la Final está concebida de manera que dos semifinalistas se ven obligados a disputar en una misma jornada el doble de encuentros que sus dos rivales, de forma agotadora y poco equitativa. La razón es que tales rivales son los campeones de zona pero no me parece buena idea alterar las condiciones de igualdad ante el tablero, y se alteran. ¿Y, si por similar razón, les ponemos también asientos más cómodos a los campeones de zona...?
Habrá tiempo de un análisis más detenido de la competición andaluza por equipos. Lo merece. Sirva como pequeño adelanto este gráfico sobre la División de Honor (basado en el ranking oficial), que permite comprobar una caída , en torno a 50-60 puntos Elo en promedio. Esto sólo es una primera incitación al estudio, que considero imprescindible:
Quiero ahora hablar de la sede final de la División de Honor. Qué elegante y lógico habría sido el gesto de la FADA eligiendo una sede que balanceara algo la disparidad en los desplazamientos de la Fase Previa. Y qué decepcionante y revelador que no lo hiciera así.
Hace dos años intenté incitar este gesto de equilibrio (ver "¡Filtración!"). La repetida localización constituía ya la comidilla en Andalucía Alta: primero fue Burguillos (Sevilla); luego, Burguillos (Sevilla); siguió otra vez Burguillos (Sevilla); más tarde, La Algaba (Sevilla), sinónimo geográfico de Burguillos. Ahora tocó Bormujos (Sevilla), otro sinónimo. Intercalaron Torremolinos (Málaga), ahí en el límite confortable, y luego otra vez Torremolinos (Málaga). Una vez fue Granada, como he comentado arriba.
Conviene dedicar una mirada a ese escenario de fondo que representa Burguillos, al margen de ser un pueblo pequeño, entre el secano y el barbecho, víctima de una gestión intolerable y escandalosa de los recursos públicos. (Ver informe periodístico). Quedan visibles en este pueblo obras públicas imposibles de terminar; deudas descomunales, impagables en un siglo; obras de dimensiones desproporcionadas: un gran teatro; una macrodiscoteca; una piscina cubierta climatizada; un avanzado centro educativo; una central térmica; un hotel de cuatro estrellas; una biblioteca; un macroparking.
Burguillos me trae también un recuerdo personal, especialmente desagradable y decisivo, en que cayó para mí un último velo con respecto a la justicia deportiva en la FADA.
Volvamos al tema de la Sede Final. Sea cual fuere la decisión, requería ser equilibrada y explicada. Imagino bastantes localidades que, a diferencia de Bormujos, ofrecen alguna compensación al desequilibrio de los desplazamientos. Por el contrario, han elegido Bormujos. ¿Nos dirán cuál es su porqué? Es lo pertinente cuando, como aquí, la decisión tercia entre intereses.
Y todavía más cuando los decisivos gestores oficiales son, al mismo tiempo, jugadores de equipos en categorías regionales. Si tales gestores decisivos han optado por participar en una competición oficial que está bajo su directa dependencia, reconózcase que ello exige más prudencia, más equilibrio y más luz, ya que tales gestores son interesados por sí, por sus amigos y por sus “vicini vicini”, como dicen los italianos.
La comparación entre zona oriental y occidental muestra una visión casi especularmente opuesta. |
En efecto, a diferencia de una decisión arbitraria, una decisión discrecional es aquella que no estando prefijada será posible fundarla en buenas, suficientes y objetivas razones de interés general: puede ser A, o B o C; dudosamente, D; pero nunca legítimamente E o F.
Pondré un ejemplo ilustrativo: según las reglas, el árbitro decide donde se coloca el reloj de ajedrez. Eso no significa que el árbitro pueda actuar a capricho: no es admisible que sitúe el reloj a un metro de los jugadores; ni ostensiblemente más cerca de un jugador que del otro, sin justificación; ni en el suelo; ni en cualquier otra forma absurda o parcial. Hay límites que son describibles, sin estar expresos.
Elegir Bormujos, como antes pertinazmente Burguillos o luego La Algaba, se alejaba de un criterio compensador de los desplazamientos. En consecuencia, requería explicación, lo que en Derecho se denomina motivación.
Véanse en la tabla siguiente las distancias acumuladas a todas las sedes finales, medidas desde las capitales de provincia, que patentiza el efecto acumulado, temporada tras temporada. Se indica en qué provincia se han celebrado:
Acumulación de distancias en ocho temporadas (se indica orden, del 1 al 8). |
Segunda cuestión: ¿existen criterios para seleccionar razonablemente la sede final? Por supuesto. Y si la elección puede ser razonable la consecuencia obligada es que debe ser razonable y razonada. Este es el valor que quiero expresar.
Para empezar, hay un criterio que atraviesa las reglas FADA: se trata del principio de compensación que viene a decir: "no podemos igualar a todos pero hagamos lo posible para compensar todo lo que se pueda a los más perjudicados por la geografía". Si esto rige en la Fase Previa no encuentro motivo para hacerlo inoperante en la Final. Si a la FADA le parece inapropiado aplicar esa justicia en la fase final confieso que me intriga mucho conocer sus razones. Vea en el gráfico de arriba como se han "repartido" las designaciones de sedes finales.
Me he permitido ilustrar en el gráfico de cabecera las decisiones sobre sedes de División de Honor y de la Asamblea General. Percibo perfectamente que una categoría deportiva es algo distinto a una asamblea pero no alcanzo a admitir que la solución para sus sedes deba ser tan claramente dispar.
Debe recordarse que la División de Honor se basa en una participación paritaria de dos zonas territoriales y que la decisión sobre la sede se produce antes de conocer quienes van a participar. ¿En tal caso, por qué la designación de las sedes -de asamblea y de fase final- muestra resultados tan persistentemente distintos, a lo largo del tiempo?
El Presidente elige normalmente un lugar céntrico para la asamblea, habitualmente Antequera (también es verdad que debe sentirse inspirado por el Art. 40.3 de los Estatutos que, por cierto, redacté hace años).
En efecto, si tomamos las dos capitales extremas, Huelva y Almería, o dos localidades extremas en el eje norte-sur, Linares y Algeciras, veremos que Antequera es casi exactamente el punto medio. Facilita la asistencia y resulta justo. Oigan: ¿por qué no optaron por una solución a la antequerana en la Fase Final? Quien dice Antequera dice otro punto de ese polígono amoroso del Romancero o en su próxima vecindad:
De Puente Genil a Lucena,
de Loja a Benamejí.
Atendiendo a la pura compensación tampoco es disparatado llevarlo incluso más al Este, algo así como un “Burguillos-en-el-lado-opuesto”.
Esto me recuerda aquel caso de la Copa Escolar, que viene muy a cuento. La Copa era inicialmente un torneo privado que fue convertido en competición oficial de la FADA. (Por cierto, algo parecido a campeonatos de edades que puse en marcha antes de ser oficiales de la FADA o, incluso antes, al campeonato absoluto en la etapa pre-FADA, que también organicé. No se me ocurrió patrimonializar ni medio palillo, ni en sueños).
Tras años, el organizador privado de la Copa Escolar renuncia legítimamente a seguir su organización. ¿Que hace la FADA en tal tesitura? La Copa Escolar no era propiedad, en rigor, de ningún organizador privado. Lo que hizo la FADA fue no sacar a concurso de buen postor la sede del tradicional campeonato oficial, como hubiera sido lógico y reglamentario. Improvisó algo sobre la marcha, ¡esta vez en Antequera!, y luego liquidó sin piedad este campeonato, largo tiempo considerado útil.
Cuando ya no podía celebrarse en Espartinas (localidad cercana a Burguillos, La Algaba y Bormujos), está claro que dejó de ser interesante para los directivos decisivos. Imaginemos la incómoda sorpresa de su posible organización futura en Baeza o en Roquetas de Mar o en Motril, por ejemplo... ¿Será que no hay la misma distancia de Roquetas a Espartinas que de Espartinas a Roquetas?
Otro criterio posible para elegir sede final: la disponibilidad de buen alojamiento a buen precio. Numerosos municipios andaluces tienen buenos alojamientos. ¿Qué pedir, en tal caso, al que decide?: que tienda la mirada mucho más allá de los campanarios vecinos a su casa. No encuentro que los precios de Bormujos, publicados por la FADA, sean nada excepcionales, ni especiales. Quizá, al contrario.
Otra posibilidad: que la sede elegida ofrezca nítidas y sustanciosas ventajas al colectivo andaluz o a los directos participantes, que no se hayan encontrado en otras posibles sedes, honestamente escrutadas. Un descuentillo o una pacotilla o un buen precio, encontrable en otros sitios, sería un puro pretexto para sacrificar el mejor derecho de los que han sufrido más desplazamientos en el Campeonato.
Si Bormujos, y antes Burguillos, etc., han ofrecido tales ventajas sustanciales y distintivas, será muy grato saberlo. Lo que me escama mucho es que sólo este torneo oficial, que tiene tan pocas habitaciones implicadas, tienda a celebrarse excepcionalmente en esos parajes. ¿Se da cuenta el lector que ni uno sólo de los restantes torneos oficiales, que suponen más habitaciones, se celebran por ahí?
Queda una tercera cuestión, que es básica: ¿por qué aplicar compensaciones en una competición de aficionados? Entre esas compensaciones consideramos aquí la bondad de la elección de la sede final, que puede bonificar a los que tuvieron más dificultades en la Fase Previa. No parece demasiado justo elegir un lugar que incremente sus kilometrajes.
Muchos justifican las compensaciones por la solidaridad. No lo discuto, sino todo lo contrario, pero también hay razones en la limpieza competitiva y en el estímulo territorial.
Los obligados a fuertes desplazamientos acuden más cansados a sus partidas, perdiendo fuerza; regresan tarde a casa, sacrificando otras actividades; rascan más su bolsillo; lidian más con sus familias. Se lo piensan más la próxima vez. Se traduce en dificultades mayores de alineación para su club, a corto y a medio plazo.
Todo lo cual produce un efecto multiplicador en el tiempo: la mayor dificultad de alineación provocará una tendencia general a peores resultados, que alimentará mayor desánimo y que los jugadores no siempre superan.
Así que existe una grave desigualdad deportiva cuando los desplazamientos son comparativa y persistentemente muy desiguales, y cuando no se acompañan de un formato de competición lo bastante estimulante y de medidas compensadoras suficientes. Por eso hablo de limpieza de la competición. La neta desigualdad en los desplazamientos reparte importantes ventajas y desventajas deportivas.
Si el desigual peso se mantiene, temporada tras temporada, nadie dude que provocará creciente desgana, especialmente si la competición carece de la garra necesaria, como es el caso.
Por supuesto que no será posible lograr la igualdad entre todos los participantes, ni siquiera una igualdad aproximada en un territorio como el andaluz. ¿Qué hacer?: en primer lugar, diseñar una competición aficionada lo más equilibrada posible y deportivamente lo más interesante; y luego, implementar compensaciones eficaces. En la actualidad hay gran déficit de todo eso. Cuantos menos desplazamientos globales y menos diferencias desorbitadas, mejor. Pero los desplazamientos a contar no son sólo los subvencionados sino todos; no sólo las fases previas, sino todas las fases.
Por lo que afecta al estímulo territorial es indudable que un buen diseño de la competición por equipos debiera mantener y promover zonas importantes del territorio andaluz, aunque no tengan hoy el nivel deportivo deseable.
Sopla en la zona oriental un viento cargado de arena desértica. Pese a lo cual, el nuevo campeón andaluz es el oriental y jiennense Casino Primitivo, uno de esos clubes fundamentales, al que felicito con alegría.
Incluso se produce un efecto paradójico si la FADA traslada al formato de competición con excesiva rigidez, como así ocurre, la distribución actual de la fuerza deportiva, “castigando” a la zona más débil: provocará aún mayor desigualdad a medio y largo plazo. Los más débiles serán todavía más débiles en el futuro y aportarán cada vez menos al conjunto.
Finalistas titulares (punto rojo); primer suplente (punto gris) Zona Occidental (OC); Zona Oriental (OR). Sede Final: Bormujos (Sevilla) |
¡Uff, menos mal que no nos hemos
clasificado para la Final!"
Un directivo del C.A. Roquetas.
Para algún estratega de pacotilla su Andalucía ideal debería ser redonda como un lacasito
de chocolate, sin esas enojosas prolongaciones hacia Almería y
Algeciras. Probablemente, el centro del lacasito, su propia calle.Sin querer me viene a la cabeza el comentario misógino de Henry Mencken sobre la mujer como desequilibrio "a proa y a popa". Pues bien, pienso lo contrario, tanto de la proa-popa como de Almería-Algeciras: constituyen un alegre estímulo vital.
Hace muchos años, la FADA decidió sancionar abusivamente a la provincia de Almería, elemento objetivo de su propio territorio, en lugar de sancionar a un concreto club almeriense, verdadero sujeto incumplidor. La explicación era sencilla y patética: quitando una plaza a la provincia cuadraban las eliminatorias andaluzas del año siguiente. Para los decisores, Almería era muy lejana. Los almerienses no eran vicini vicini. Para decirlo claramente: son los menos vicini vicini. Son casi marcianos.
Hagamos un resumen del reciente e ilustrativo caso Roquetas: el Club Roquetas tenía derecho a 4 encuentros caseros frente a 3 fuera de casa. Se le concede sólo en apariencia tal derecho. La realidad resulta muy diferente y el que debía haber obtenido mayor compensación, obtiene mayor castigo: Roquetas se ve obligado a disputar cinco encuentros fuera de casa, más que nadie.
Con diferencia abrumadora termina haciendo 1804 kms. en la Fase Previa. Más de 500 kms. adicionales que el siguiente perjudicado y un 700% más kilómetros que el más beneficiado. Si hubiera tenido la "desdicha" de clasificarse para la Final en Bormujos habría realizado 2.678 kms., casi 1.000 kms. más que el siguiente perjudicado y un 1.000% más que el más beneficiado.
Veamos como esto ha sido posible:
Primero. La errónea interpretación FADA sobre lo que es punto intermedio.
Hay una regla en la FADA tendente a moderar el perjuicio de un largo desplazamiento: si al equipo forastero le toca inicialmente desplazarse más de 300 kms. se buscará un lugar de juego en punto intermedio. Así, textualmente, punto intermedio.
¿Y qué es un punto intermedio? Ahí está la madre del cordero. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua lo es cualquiera que "está entre los extremos de lugar, tiempo, calidad, tamaño, etc." Es decir, todo punto que está entremedias de dos extremos dados.
¿Qué regla o lógica sostiene tal disparate?
De esta forma convierten al casero en tan forastero como al mismo forastero. Consiguen que el derecho del forastero devore y anule el derecho del equipo casero, que consiste en jugar en casa o lo más cerca de su casa.
Segundo. El "falso casero", invento FADA.
Hay otro matiz importante. Los equipos cordobeses merecen la compensación del punto intermedio bien entendido pero es que Roquetas merece la asignación de cuatro encuentros caseros que sean auténticos. No sólo como producto de un sorteo azaroso sino para compensar su perjuicio geográfico global.
La gran sorpresa surge cuando se encuentra que sólo jugará en casa dos veces y que dos de los encuentros teóricos caseros debe hacerlos a 167 kilómetros de distancia (334, ida y vuelta), desplazamiento idéntico al de sus rivales, teóricos forasteros. Parece una broma de mal gusto.
La FADA, henchida de esa sensibilidad que ayuda a fusilar a alguien, ofrece a Roquetas que los dos encuentros se disputen en La Zubia en el mismo fin de semana para evitarle uno de los dos viajes. Les sugiere así estar todo el fin de semana lejos de su domicilio. Les promete cien euros de ayuda al desplazamiento. ¿Adivina el lector quien debe pagar comidas y alojamientos? ¡Los propios roqueteros perjudicados!
Tercero. El principio jurídico de confianza legítima.
Es cierto que en la Circular 20 se indica a las partes que tienen hasta el día 4 de agosto para reclamar y ninguno lo hace. Mal. No voy a entrar en el sugerente campo de los plazos en FADA... Tan cierto es que no reclaman como que eso no justifica que la FADA pase por encima del derecho sustancial de Roquetas a disputar cuatro encuentros reales en casa y a ver aligerado el mayor peso de sus desplazamientos.
Pero es que si nos atenemos a lo formal todavía hay tela que cortar: así como en una primera circular se dice lo de jugar en Granada (aunque se juega en La Zubia, al lado), en las siguientes circulares se transmite una idea distinta, una y otra vez. Observe el lector la ilustración de abajo para demostrarlo:
Sólo cuatro o cinco días antes de su encuentro es cuando el primer equipo cordobés se dirige a la FADA sobre este asunto, aludiendo a lo que se dijo en la Circular 20. Sólo en ese momento se agita la FADA, ni un segundo antes.
¿Qué hace la FADA?: Impone una cuestión formal menor -lo que dijo erróneamente en una circular, no en las siguientes- por encima de lo principal que son los derechos que acabo de explicar arriba. E, incluso, por encima de lo que explico seguidamente.
Cuarto. La guinda del pastel: el derecho reglamentario a señalar otro local.
El art. 119.2 del RGFADA permite a un equipo señalar un lugar diferente de modo excepcional siempre que el nuevo local reúna condiciones reglamentarias y no suponga mayor desplazamiento para el rival.
No es disparatado suponer que el C.A. Roquetas habría tenido derecho a señalar otro local que, por un lado, evitara a sus contrincantes desplazarse más de 300 kilómetros y, por otro, le hubiera permitido a él disfrutar de su derecho a jugar en casa o cerca. Roquetas, si hubiera sido bien instruida, podría haber señalado un local en Adra, por ejemplo, a 294 kms. de Córdoba. O en Motril.
"Piensa mal y acertarás" ¿Es casualidad o causalidad que sea el club del secretario de la FADA, el club con menos kilómetros por desplazamiento?
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