¿Campeonatos gays? |
A Manolo Martín Gálvez (su blog), ajedrecista motrileño,
que regala a todos incansable respeto y afecto.
Hagamos un recorrido a las razones para dar tratamiento especial a las féminas en el ajedrez:
La razón más socorrida es que los hombres apabullan desde la edad de las cavernas (¿también en el ajedrez...?) y que ahora conviene una cierta discriminación positiva.
Por el contrario, opino que así como un guiso de pollo necesita pollo, quizá la mejor forma de igualar sea practicando igualdad. Por otro lado, la segregación en el ajedrez no es buena para las ajedrecistas; luego lo explico.
¿La discriminación positiva es una indemnización por los siglos de los siglos para compensar tanto perjuicio milenario o se trata de una medida provisional? ¿Queda mucho todavía de segregación supuestamente protectora en campeonatos y en premios para las féminas? ¿Cuando se podrá decir que ya no es necesaria?
A los partidarios de esta y otras razones les invito a asumir la defensa de campeonatos segregados para gays. Podrían aplicar las mismas razones: no hay duda de que el colectivo gay ha sufrido lo suyo y, además, se lograría estimular su participación en el ajedrez. Es un buen ejercicio lógico ponerse en esta situación.
Otra justificación podría basarse en que las aptitudes generales para el ajedrez sean netamente diferentes entre el
hombre y la mujer; es decir, que la naturaleza haya dispuesto un plus o un minus para la mujer. En este punto sería exigible que tal diferencia estuviera claramente probada... ¡pero no encontrará el lector nada sólido en ninguna parte!
Kosteniuk |
Hay alguna tesis interesante: por ejemplo, la campeona del Mundo, Kosteniuk, sostiene que la sesión larga de ajedrez fuerza un desempeño peor de la mujer a causa de su menor resistencia física; que en las sesiones dilatadas las mujeres tienen un serio handicap, ya que el cansancio las alcanza antes y les provoca errores. Y, por el contrario, que en el ajedrez rápido, o en nuevos ritmos con sesiones más breves, la mujer tiende a equipararse con el hombre.
Hay otras tesis. Aluden a que el sexo femenino, superior en ciertas aptitudes, tiene peor capacidad general para la abstracción o el cálculo espacial. También escuché una vez a un profesor universitario decir que un elemento importante de diferenciación en los resultados deportivos residía en la menstruación de las chicas. En mi repertorio figura también haber oído razones de un altísimo dirigente nacional, que no me atrevo a repetir.
En el acceso y en las calificaciones de las carreras universitarias no hay tales distingos, así que me parece débil cualquier trato diferente en el deporte intelectual del ajedrez. También me parece pretencioso y ofensivo. Mi opinión es que la debilidad o la fortaleza hay que probarla y luego, si es que existe, todavía quedaría ver si justifica la segregación o un tratamiento diferenciado. Y ese es un terreno pantanoso.
Otra razón se funda en la hipótesis, sospechosamente dominante hasta ayer mismo, de que la segregación era buena porque estimulaba la participación femenina. ¿No les resulta llamativo que los hombres directivos sostuvieron la conveniencia de la segregación "en beneficio femenino"? Este razonamiento constituye un insulto a la inteligencia ya que, año tras año, década tras década, no se constataba ni siquiera un avance milimétrico de la participación femenina.
Hermanas Polgar |
Respondí siempre que hay formas de limitar tal inconveniente pero que, en cualquier caso, las ventajas de la integración lo superaban. Me agoté en discusiones. La última fue en Rincon de la Victoria, en una reunión de la FADA para mí especialmente desagradable. Ahí volvieron a rechazar mi punto de vista contra la segregación. No mucho después se consiguió doblegar la tradición conservadora.
Mis discusiones contracorriente han sido a veces muy incómodas y hasta me han costado perder definitivamente la cordialidad de algún papá y directivo. Conduje la Federación Granadina de Ajedrez por el camino de la "marginalidad ideológica" ya que en esta provincia no había campeonatos femeninos segregados. (Algún día contaré lo de la "ensalada granadina", concepto usado despectivamente en algún otro sitio donde los resultados deportivos femeninos y escolares eran mucho peores. La ignorancia es muy atrevida.). En Granada, chicos y chicas jugaban juntos con la mayor naturalidad del mundo, rechazándose como extraña cualquier segregación.
Los resultados eran espléndidos. Alguna provincia podía tener buenos resultados pero ninguna con la continuidad apabullante y persistente (excusen la chulería) de Granada. Me permito recordar aquí a jugadoras granadinas que acumularon tantos títulos regionales y nacionales: Rosa Rodriguez, Angela Rodríguez, Silvia Alcázar, Ursula Martínez, Irene Cuesta, Rocío Chiquero, Gloria Fernández, Carmen Martínez, Laura Toral, Claudia Robles, Laura Jiménez, Verónica Salido, Tatiana Martin, etc. Todas ellas acostumbradas desde el principio a competir indistintamente con chicos o chicas.
En fin, la tesis segregacionista era radicalmente rechazada por los hechos y no enmudecía... Poco a poco, alguna otra provincia andaluza fue dejando la vieja teoría conservadora y, ya finalmente, la propia FADA. Si no recuerdo mal, los primeros Escolares conjuntos fueron en Sanlúcar de Barrameda.
¿Cual fue el resultado? Creo que lo resumió muy bien un editorial de la web catalana AjedrezND, comentando un Campeonato de España, y que en otra ocasión un directivo catalán me lo calificó como el enigma andaluz del ajedrez femenino:
Naturalmente, la integración no lo es todo, ni mucho menos, pero optimiza el aprendizaje competicional de las jugadoras y las coloca en una mentalidad distinta, lo que es decisivo.En categoría femenina impresionante el dominio andaluz que ha copado los cinco primeros puestos. Claudia Robles Ana Isabel Guadamuro y Marta Romero han consegudo un podium hat trick para Andalucía.
También conozco jugadoras, y sus parientes, que son oportunistamente partidarias de todo al mismo tiempo, de campeonatos integrados y de campeonatos segregados. Sin duda, estas personas son las más listas de la congregación.
Yo solo digo que quiero un torneico a gastos pagados por la FADA por ser el único gay reconocido, escondidos hay un montón, que juegan al ajedrez en Andalucía! xD
ResponderEliminarYo soy partidario de suprimir los premios femeninos. Creo que esa discriminación positiva lleva a cualquier mujer o niña con inteligencia a preguntarse si la están tomando por inferior al varón. Pero hoy en día lo políticamente correcto es mantener esos premios discriminatorios. Yo no creo que la mujer tenga menor capacidad que el hombre para el ajedrez, porque no la veo con menor capacidad en tareas que requieren dotes intelectuales. Creo que en general están menos interesadas en el ajedrez, ya sea por la educación (presión social, tradiciones, de este factor estoy seguro) como por temperamento (de esto tengo muchas dudas, incluso hablando en general pues pienso que eso que se llama temperamento femenino es un lugar común más propio de revistas vanales y monólogos de humor).
ResponderEliminarPor tanto prefiero que todos opten a los premios de la clasificación absoluta y nada más. Mientras esto no ocurra me alegro que las niñas de mi club se hayan llevado tres medallas en el andaluz, por ellas, por sus familias, pero no por el bien del ajedrez ni el de los ajedrecístas.